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El Chico Dhall © novel Chapter 32

Capítulo treinta y uno

Pov Jexi

Me besó.

Lo besé.

Y lo peor del caso es que aún nos seguimos besando como si no hubiese un mañana.

Sus labios suaves y al mismo tiempo calientes son como una droga que quieres seguir probando una y otra vez sin parar y aquí me encuentro metida en mi nuevo vicio.

Sus manos se aventuran por mi espalda debajo de mi suéter y me separo ligeramente al sentir un cosquilleo pasar por mi columna, abro mis ojos lentamente y observo lo dilatados que están los suyos —¿alguna vez te he dicho lo hermosa que eres? —su voz ronca hace erizar mi piel y empiezan a salir a flote todas esas emociones de euforia que nunca creí tener en la vida real.

¡AHHHHHH!

Quiero gritar.

Intento soltarme de su cuerpo y el chico Dhall ni se inmuta en dejar de agarrarme por la cintura para dejarme libre en el suelo, mete los mechones de cabello que caen por mi rostro detrás de la oreja y sin previo aviso acaricia mi mejilla con su mano abierta, cierro mis ojos disfrutando de su tacto y mi corazón se estruja dentro de mí con todo lo que está pasando.

Eso se llama amor, loca descerebrada.*

No me arruines el momento, Fally.

Abro mis ojos al ya no sentirlo y poso mis brazos al rededor de su cuello, mis manos agarran su cabello y me abalanzó contra una segunda ronda de besos húmedos entre los dos.

Necesito esto todos los días de mi vida.

El timbre de la mansión suena interrumpiendo nuestro ataque y él gruñe en respuesta, me baja al piso aún sin despegarnos y toma una de mis manos para entrelazarla con la suya, se separa y observo como él también tiene su respiración agitada, sus labios están hinchados y esos ojazos azules están dilatados mientras me ven fijamente.

Acomoda su cabello con la mano libre y otra vez el timbre vuelve a sonar »—Juro que voy a matar quien este detrás de la puerta —me suelta y camina decidido fuera de la habitación.

El lugar se siente totalmente grande si no está Elián conmigo y toco mis labios recordando esa sensación y, sobre todo, lo que acabo de hacer con él.

Esto se está descontrolando.

Se supone que yo no tendría que estar aquí besándome con él, se supone que yo tendría que estar enojada por sus acciones.

Al menos no está mintiendo en lo que te dijo, o eso me contó Ameth, su lobo o mejor dicho, mi lobo.*

Eso quiere decir que no estuvo con ella porque quiso o... No entiendo.

Es como el dice, burra. No te ha engañado ni mucho menos traicionado a pesar de que no son nada. De verdad Jexi, piensa un poco más, amiga.*

Escucho un estruendo proveniente de la parte de abajo y junto mis cejas al notar que él aún no ha subido, salgo de la habitación con dirección a la planta principal y me detengo justo en el centro de la escalera al ver a mi padre totalmente furioso estar buscándome por todos lados, a fuera puedo notar como Neftali está viendo la escena curioso y si mis sospechas son ciertas diría que fue él quien le dijo a mi papá que yo estaba aquí.

Neftali, juro que te voy a matar.

Bajo las escaleras con sus ojos puestos en mí y lo veo sonreír de oreja a oreja, me sonrojo ante su gesto y llego al primer piso donde él me pide la mano indicándome que ya es hora de decirle a mi papá lo que somos.

El problema es que si sé lo que somos, pero aún no lo somos y estoy confundida.

Muerdo mis labios y doy un paso hacia él, pero siento rápidamente como mi brazo es tomado con fuerza —Tú y yo tenemos mucho que hablar, jovencita —me arrastra fuera haciendo presión en mi brazo a tal punto que me quejo en voz alta al no soportar el dolor.

Elián al escucharme lo sujeta del brazo con el que me está llevando fuera y veo como su mandíbula se tensa al igual que todos los otros músculos de su cuerpo —Suéltela o no me hago responsable de mis actos.

Niego —Elián, no te enfades, no me ha golpeado —intento suavizar la situación tensa y mi mate ni siquiera me ve a los ojos.

—Suéltela, porque le está haciendo daño, lo diré por última vez —por sus ojos pasa un destello verde y de los labios de mi padre sale una sonrisa sarcástica.

—¿Por qué debería hacerlo? Yo soy su padre, yo soy el que la mantengo, yo soy el que paga sus estudios, yo soy el que le da de comer, el que la cuida de tipos como usted en todo momento —escupe con odio — ¿y va a venir un niño como tu a decirme lo que tengo o no que hacer con mi hija?

—Usted puede ser su papá, pudo haberla mantenido y cuidado, pudo haberle pagado tantas cosas y enseñarle modales y educación, pero justo ahora, a la que tiene del brazo es a mi mate — sus ojos no se despegan ni un segundo de los del señor Dornam y presiona más fuerte su brazo haciendo que suelte el mío por reflejo —y no voy a permitir que alguien le haga el más mínimo daño, porque de lo contrario me voy a enfadar y yo no controlo mis actos.

Amenaza a mi papá y me pongo delante de él para evitar que esto se convierta en una masacre, lo empujó hasta quedar a una distancia considerable y me pongo en medio con las manos arriba —Elián, no hagas algo de lo que luego te puedas arrepentir —lo señalo y observo esos ojos verdes ir cambiando hasta quedar en su azul natural, volteo hacia mi padre y lo señalo —Cálmate que no te estás metiendo con cualquiera persona, papá, Elián es un Alpha y aunque aún no lo hayan subido al puesto en la manada eso no significa que puedas irrespetarlo.

—Al menos dime si lo que dice es cierto, ¿él es tu mate? —baja sus manos.

Giro por encima de mi hombro a ver al romeo acosador que me tocó como mate y asiento confirmando la pregunta que me hizo —Sí papá, él es mi mate.

—Pero tu me dijiste que no lo quieres —entra Neftali en contexto y le doy una mala mirada por su comentario fuera de lugar.

¡¿QUE NO VE QUE CON ESO LO HARÁ ENOJAR?!

—Esto es un problema entre familias, no con gente externa que dice ser algo que no es —suelta Elián con rencor en cada una de sus palabras y de un momento a otro me veo envuelta en un triangulo de machos donde uno quiere pegarle al otro y ese otro quiere pegarle al otro.

No puedo, ya no puedo con esto.

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