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Enamorándome de mi esposa provisoria novel Chapter 69

Capítulo 69

Samuel entrecerro los ojos y miro el rostro de Nicolette con frialdad.

-No eres digna.

Nicolette se congelo:

-Samuel, tu… Que has dicho?

-No te lo mereces. -le lanzó una mirada aguda y condenó- Nicolette, no deberías haber cruzado la linea.

Nicolette estaba sorprendida.

-¿la linea?

-Esa seria Kathleen -afirmó- Nunca he pensado en hacerle daño como precio para salvarte.

-Samuel, no tenia ni idea de que estaba embarazada –ella seguia intentando defenderse-: Sólo queria recuperar la salud lo antes posible para poder casarme contigo. Nos perdimos tres años. No quiero desperdiciar ningún día a partir de ahora. Estemos juntos. ¿quieres?

Samuel la miro con indiferencia mientras seguia hablando:

-En el peor de los casos, compensaré a Kathleen a partir de ahora. Seré su sirviente y haré todo lo que me pida. ¿Está bien? –suplico con agravio-: Samuel, tu también deberías estar preocupado por mi. Casi me muero.

La mirada despiadada de Samuel hacia que bajara la temperatura de la sala.

-Tu vida es preciosa, ¿pero no lo son también las de mis bebés?

Atonita, un escalofrio recorrió la columna vertebral de Nicolette. Nunca habia visto a Samuel dirigirle una mirada tan aterradora. Mirando al digno hombre, que desprendia un aura intimidante frente a ella, se sintió ansiosa y petrificada.

-Samuel, lo siento. Si quieres tener hijos, los tendré para ti. ¿De acuerdo? -sus ojos brillaron con lágrimas.

Samuel le lanzó una mirada fria y se dio la vuelta para marcharse.

-Samuel! -grito. Ella sabia que no habría vuelta atrás una vez que se alejara de esa manera.

Maldita sea! Si Kathleen no estuviera embarazada, Samuel no se enfurecería tanto». Sin embargo, eso no importaba, ya que sentia que seguía siendo importante para el. Estaba en deuda con ella por haberle salvado La vida

Mientras su verdadera salvadora no apareciera, ella podría aprovechar su debilidad en su beneficio para

enredarse con el para siempre.

En la sala, Kathleen seguia llorando sin parar en los brazos de Wynnie, que la consolaba:

—Kate, entiendo que debes estar muy afectada. Pero tu salud es lo primero Llorar asi no es bueno para tu

cuerpo.

Kathleen gimio:

-Mama, no dejes que la abuela se entere de esto. Me temo que no podrá soportarlo…

Al escuchar sus palabras, los ojos de Wynnie enrojecieron:

-Muy bien. Lo entiendo.

La soltó y se seco las lágrimas.

– Mama, estoy bien. No te preocupes por mí.

A pesar de lo que decia ser, Wynnie estaba muy preocupada por ella. «¿Cómo puede Kathleen estar bien después de perder dos hijos?» Le parecería normal que se desahogara o armara un escándalo. Sin embargo, al comportarse asi, se preocupaba aún más. No era bueno que no descargara su frustración contenida.

-Mama, estoy cansada. – El rostro pálido y delicado de Kathleen revelaba cansancio.

Wynnie había consultado al médico. Su cuerpo estaba muy dañado y tardaria unos años en recuperarse. Además, no podía tener un bebé en uno o dos años. De lo contrario, tanto ella como su bebé estarian en peligro. Lo que necesitaba ahora era un buen descanso.

– Muy bien. Vete a dormir. No te molestaré entonces. -Wynnie comprendió sus sentimientos.

Kathleen asintió y se acostó. Necesitaba silencio y reflexionar. Con su suegra cerca, no podia hacerlo.

Al verla tumbada, Wynnie le tendió la manta antes de darse la vuelta para salir de la sala.

Se encontro con Samuel fuera. Al verlo, levantó la mano y le dio una bofetada. Habia retenido esta bofetada durante tres dias.

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